La inversión en obra pública es un aliento a la corrupción. Hay muchos textos y tratados sobre el tema. Por eso se recomienda limitar el gasto en esa materia o si se hace, hacerlo con los controles del caso. No es así en el Perú. Un gasto desaforado, una ausencia de fiscalización en el Congreso, una Contraloría inexistente y un conjunto de medios de comunicación embelesados con las empresas constructoras crean el marco para que se consolide probablemente un escenario de alta corrupción.
En España el desaforado urbanismo (que también se da en el Perú sin respetar a nada ni a nadie) ha llegado a niveles criminales: asesinatos, chantajes, son pan de cada día. En el Perú el tráfico de terrenos, los cambios de zonas residenciales, las licitaciones a dedo, las empresas que destruyen empleo, el caos vehicular ya es de por sí un ambiente corrupto y corruptor que se debe controlar.
Los invito a leer la siguiente nota del diario El País, donde verán lo que causa la construcción enloquecida y, digámoslo sin ambages, aceitada:
En España el desaforado urbanismo (que también se da en el Perú sin respetar a nada ni a nadie) ha llegado a niveles criminales: asesinatos, chantajes, son pan de cada día. En el Perú el tráfico de terrenos, los cambios de zonas residenciales, las licitaciones a dedo, las empresas que destruyen empleo, el caos vehicular ya es de por sí un ambiente corrupto y corruptor que se debe controlar.
Los invito a leer la siguiente nota del diario El País, donde verán lo que causa la construcción enloquecida y, digámoslo sin ambages, aceitada:
1 comentario:
Algún comentario sobre la carretera a Cabana???
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