El Perú tiene en su Amazonía una gran riqueza. No sólo en biodiversidad, sino también en recursos hídricos, energía y, por encima de todo, sus grandes bosques tropicales que constituyen reservas de oxígeno y por tanto de aire limpio y son eficientes capturadores de carbono y por tanto luchadores contra el calentamiento global.
La Amazonía del Perú es un gran pulmón del Mundo. Robarle este pulmón al Mundo es atentar contra el futuro de la Humanidad. Robarle el pulmón al Mundo es destruir nuestra Amazonía. Robarle el pulmón al Mundo es destruir, para siempre, nuestro ecosistema y nuestra biodiversidad.
Se roba el pulmón al Mundo permitiendo que se continúe talando árboles de decenas de años, reduciendo los espacios de las reservas naturales, contaminando con desechos que provienen de nuevas ciudades y construyendo hidroeléctricas que no necesitamos y que lo único que generarán será la destrucción del habitat natural.
Por eso proyectos como las hidroeléctricas que se construirán en la zona del río Inambari no deben prosperar. No sólo por la razón que no necesitamos de ellas sino porque más importante para la Humanidad es preservar los bosques tropicales, la biodiversidad, nuestra riqueza natural.
Construir enloquecidamente reservas y represas sin los adecuados estudios de necesidades, de impacto ambiental y de utilidad, es o tiene la apariencia de un nuevo faenón. La única diferencia es que este faenón traerá estropicios para nuestra calidad de vida y contribuirá a empobrecer la ya deficiente calidad de vida de nosotros y las futuras generaciones.
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