Está bien que en el Congreso estén promoviendo una Ley del mecenazgo Cultural. Leyes de este tipo existen en otros países. Sin embargo de qué vale una Ley que promueva la participación privada en el mecenazgo cultural si el Estado se margina y más bien se convierte, vía el gobierno de turno como en la actualidad hace el doctor García, en enemigo de nuestros activos arqueológicos.
Nuestros restos de civilizaciones primeras o antiguas ¿son o no son un patrimonio cultural?
¿La Huaca Pucllana es o no es un patrimonio cultural?
¿La Huaca San Marcos, símbolo de la cultura Maranga, es o no es un patrimonio cultural?
¿Los restos de Puruchuco que se pretende destruirlos, son o no son un patrimonio cultural?
El actual gobierno ha presentado un proyecto de Ley para quitarle atribuciones al Instituto Nacional de Cultura. Lo hace con el fin de promover la construcción masiva, desordenada y desintegrada con los conceptos de desarrollo humano.
Los hacedores de opinión nos llenan de información respecto al proyecto de ley que crea el mecenazgo cultural y por el otro lado, en una actitud completamente opuesta a la ley que se dice promover, se permite la destrucción de nuestro patrimonio cultural
Se pretende, por ejemplo, partir en dos a las ruinas de Puruchuco, para que pase la prolongación de la Av. Javier Prado. La destrucción de una ruina arqueológica no tiene actitud similar en otro país de América Latina.
A este paso que no nos sorprenda que se autoricen vuelos diarios al helipuerto de Machu Picchu o que se apruebe la construcción de un aeropuerto en las pampas que albergan a las Líneas de Nazca. Total qué importa destruirlas. Es necesario construir infraestructura y dar más empleo, dice el señor Alan García.
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