Javier Alvarado ha sido condenado por defender los derechos de los vecinos de Barranco y de sus fururas generaciones. Solicitar la demolición de horribles edificios que deterioran el espacio urbano y el paisaje marítimo de la Costa Verde ha sido el detonante.
Javier sabe que la condena es, en el fondo una condecoración. Javier se comporta como un ciudadano que sabe defender sus derechos y no asiste sumisamente a la destrucción de un espacio que nos pertenece a todos.
La milenaria Ley judía dice que un ciudadano que no sabe defender sus derechos es porque no es digno de ellos. Cuanta razón hay en ello.
Los acantilados de Barranco están siendo destruídos por la voracidad de unas empresas constructoras que no respetan a los ciudadanos peruanos. Lo aseguro porque los acantilados de la Costa Verde no son patrimonio de Barranco sino de la Nación. Lo dice con claridad la constitución. ¡ Con qué derecho un grupo de constructores y amigotes que fungen de autoridades se unen para hacer tanto daño a lo que constituye un activo y herencia de todos los peruanos !
¿Por qué las autoridades competentes no hacen cumplir la Ley? ¿Qué intereses están en juego que hacen que unos pocos se apropien lo que es propiedad de todos? ¿Por qué tanta indiferencia? ¿Por qué no hacemos respetar nuestros derechos?
Los acantilados de Barranco no son terreno de construcción, sin embargo el alcalde de Lima Luis Castañeda Lossio y el del distrito Antonio Mezarina lo están permitiendo sin que la Contraloría, el Instituto Nacional de Cultura o la Defensoría del Pueblo hagan algo.
Este es un atentado urbano que los vecinos de Barranco y los ciudadanos del país no vamos a permitir.
1 comentario:
¿Y qué hay de los restaurantes que deberían largarse de las playas?
¿No es una vergüenza que los bañistas estén arrinconados mientras que los locales esos ocupan terrenos que no les corresponden? ¿Qué esperan los vecinos de Barranco y Lima en general para botarlos (cumpliendo la ley)?
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