Eran aproximadamente las 8 de la mañana cuando un oyente de RPP, en conversación telefónica con la emisora, manifestaba su desagrado por la desidia gubernamental en la reconstrucción de Ica. De manera conmovedora prometía a su mamá que su trabajo en Lima lo iba a dedicar a reconstruir la casita que perdieron con el terremoto del 2007. Horas después sucedió otro sismo.
A las 12:57 p.m. un sismo de grado 4,1 sacudió nuevamente la región Ica. A casi dos años del terremoto el abandono o la lentitud de las obras marcan la pauta en la desesperación de los iqueños. El presidente García, que en su momento utilizó el terremoto políticamente, dando una imagen de falsa eficiencia, dos años después tiene en virtual estado de abandono a la población iqueña. Una mezcla de corrupción e incapacidad con su dosis de silencio mediático configuran el escenario en el cual se desenvuelve el drama iqueño.
Recuerdo cuando Hernán Garrido Lecca se "mudó" a Ica. En forma mágica aparecieron fachadas que eran cáscaras sin interiores, locetas deportivas en lugares equivocados, inauguraciones de lo inaugurado hace años y cemento, mucho cemento, no peruano sino mexicano. El aplauso de los reportes dominicales transmitieron la imagen de eficiencia cuando lo que había era simplemente la actuación de quien perseguía un faenón.
Pasaron los días y los meses e Ica ya no tiene ministros visitadores. Será que ya no es necesario un salto por Ica para resolver la molestia de un arancel.
Y con el tiempo un nuevo sismo ha vuelto a castigar a nuestros hermanos de Ica. El temor a la naturaleza se une con la desesperación por la desidia y abandono gubernamental. Pero para los hermanos de Ica los reporteros no tienen tiempo, las unidades de investigación no quieren darse una vueltecita por allá. Así, escondidos tras la bruma del silencio acordado por los medios para no molestar al gobierno, transcurren los días, entre sismo y sismo, para nuestros hermanos iqueños.
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