Al igual que otros ministerios durante este régimen, el Ministerio de Trabajo se ha convertido en un ministerio de las apariencias. Desde el año 2006 se ha dedicado a relanzar programas del gobierno anterior con aparatosos e incoherentes nuevos nombres, a clientelizar programas sociales y a inundar la entidad con militantes apristas que previamente han sido sacados del padrón partidario para que no los identifiquen las unidades de investigación.
Pero más allá de estas irregularidades que tienen que ver con el deterioro político de una otrora respetable entidad, el Ministerio de Trabajo se ha convertido en un organismo público que no cumple con su labor técnica, que está perdiendo respetabilidad y que se sumerge en una mediocridad que lo vuelve, en la práctica, prescindible.
Su publicitado Plan de Reconversión Laboral se quedó en el marco de un Decreto. Hasta la fecha no recibe los fondos del Ministerio de Economía y según me dicen funcionarios del propio MINTRA, Luis Carranza ni siquiera recibe en su despacho al Ministro Jorge Villasante.
Las sesiones en el Consejo Nacional del Trabajo por falta de personalidad de los funcionarios ministeriales son dominadas por los representantes de las grandes empresas privadas que se sienten tan cómodos que hasta levantan la voz. El último acuerdo, respecto al aumento del salario mínimo de S/. 550 a S/. 577 ni siquiera ha sido llevado por el señor Villasante a ser discutido en el Consejo de Ministros, según nos informa en su columna de hoy Humberto Campodónico. No sabemos por qué no lo hace, de repente sólo tiene asiento para llevar la voz de los grandes intereses empresariales que hoy dominan la toma de decisiones en el Ministerio de Trabajo.
Mucho marketing y poca sustancia, mucha fachada y destrucción al interior, esa es la única política vigente en este gobierno, que es representada allí sí eficientemente por el Minbisterio de Trabajo actual.
Es por eso, por la inutilidad del actual Ministerio de Trabajo es que las centrales sindicales, dignamente renuncian al Consejo Nacional del Trabajo, colectivo que se estaba convirtiendo en una institución respetada y respetable durante el gobierno anterior pero que por culpa de la impresionante mediocridad de la actual administración aprista ha devenido, también, en una entidad prescindible.
3 comentarios:
lo único que se a hecho en el ministerio de trabajo es que sus principales autiridades se convierytan en nuevos ricos, sería bueno que investigaras al c. Javier Barreda que cobra cupos por colocar a gente en los programas sociales del ministerio. Este sujeto se jacta de tener muchos amigos en los medios y que no le va a pasar nada, dise que el domina a la república.
Efectivamente, esto es crónica de una muerte anunciada, justamente por eso la breve e improductiva gestión de Mario Pasco.
El tema de las reformas dentro del MINTRA fuera del ámbito del relanzamiento emulando al gobierno pasado no presenta variación y mucho menos contenido, una prueba plausible de la incapacidad y de la poca gestión es lo sucedido con las MYPES ya que mucha confusión y nada de ayuda causa el ofrecimiento de una subvención o subsidio a los trabajadores por el concepto de salud y pensiones que a la fecha no está reglamentado y que encima tiene serias omisiones como por ejemplo considerar solo a trabajadores nuevos que los obliga a no tener vinculación a ningún régimen público o privado, sumando a esto su ejecución que seguramente se encuentra esperando los fondos necesarios que nunca llegaran, y como si fuera poco también está la jurisdicción del programa que pasa de ministerio en ministerio.
Por otro lado y en el mismo ámbito del MINTRA el estudio o discusión de incrementar el sueldo mínimo tiene mas connotación política que técnica ya que Elias Grijalva tiene mas representación en este tema.
Señor Sheput:
Como usted siempre dice, en política no hay casualidades. No es casual que dos ministerios claves, Trabajo y Educación, estén prácticamente desactivados, porque ello representa la verdadera visión y política de este gobierno.
Esto no proviene de acá, sino del Neoliberalismo que impuso sus principios en los que se eliminaba todos lo beneficios al trabajador en todo el mundo, cosa que incluye sus derechos laborales y sus derechos a crecer y participar del poder (que es a lo que apunta, finalmente, la educación).
La pregunta es, ahora que acabó el Neo y viene no se sabe qué, cuál será el destino de las leyes laborales y del perfil educativo para el ser humano. Después de este G 20 pareciera que la consigna es “cambiemos algo para que nada cambie”, pero queda la duda de si es que la cosa es así de simple.
Lo cierto es que el próximo gobierno, si no es el del “antisistema”, tendrá el gran problema de definir las futuras relaciones entre trabajadores y empresas. ¿Soportará la población el maltrato durante diez o cien años más? Eso estará por verse.
Muchas gracias.
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