sábado, 21 de junio de 2008

Un mundo sustentable

El cambio climático nos está afectando más rápido de lo esperado. Lo que se pensaba que iba a suceder en 20 años, y que por tanto nos daba un margen de tiempo, está sucediendo en este mismo instante: glaciares que desaparecen en horas, deshielos en el Antártico en pleno invierno, tormentas y maretazos feroces, etcétera. Por eso es que es necesario que todos pongamos el hombro para revertir la situación, así el Informe sobre el desarrollo humano del PNUD nos indique que si así todos nos detuviéramos en nuestra loca destrucción del mundo, pasarían varios años para que el mundo se recupere.
Les recomiendo esta nota de La Nación:

Que las futuras generaciones tengan el mismo acceso a los recursos naturales del que hoy gozamos es un tema candente en la agenda política y ciudadana de Europa. En América Latina, la cuestión tiene cada vez más adeptos


Gota a gota, una canilla que pierde desperdicia 45 litros de agua potable al día.

Mientras tanto, en el mundo hay 1.200 millones de personas sin acceso a este preciado y vital líquido. Pero hay más: utilizar energía eléctrica cuando la luz natural es suficiente para alumbrarnos es un derroche, tirar la basura sin discriminar el tipo de residuos colabora con la contaminación, usar combustibles fósiles (derivados del petróleo) produce emisiones de gases de efecto invernadero, que agregan impacto negativo al cambio climático.

Este fenómeno, que tanto preocupa en los últimos años, se caracteriza por el incremento de la temperatura media del aire, la tierra y el agua del planeta, una alteración que causa a su vez desastres naturales como el derretimiento de los hielos ?con el consiguiente aumento del nivel del mar? o una mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos, como olas de calor, incendios forestales, inundaciones, sequías, aludes, tornados, huracanes...

Todas estas afirmaciones son ciertas, pero exponerlas de este modo crea un peso tan grande sobre la conciencia de las personas que cada una cree imposible hacer algo al respecto: parece una utopía pensar en cómo una mínima contribución podría cambiar en algo un panorama sencillamente devastador. Sin embargo, hay varias maneras de contribuir, ya que numerosos países, empresas y personas piensan en el tema desde hace más de treinta años. La manera se llama sustentabilidad, muchos también la denominan ?consumo responsable?, ?sostenibilidad?, ?responsabilidad social? ?si de empresas se trata? o ?verdes? cuando se habla de algunos productos.

La sustentabilidad se puede aplicar a cualquier disciplina: turismo, arquitectura, moda, arte, transporte, producción y consumo de todo tipo de productos, y para que algo sea sustentable necesita cumplir con ciertos atributos en las dimensiones de lo económico, lo social y lo ambiental. Pero si bien lo ecológico puede ser sustentable, la sustentabilidad, no siempre es sinónimo de ecología.

Hay muchos ejemplos de acciones sustentables: asegurar que el trabajador tenga buenas condiciones de trabajo para que vuelva sano a su casa; que no se pierdan las identidades regionales en la fabricación de los productos y que ésto le deje un aporte económico a la comunidad donde se elaboran; que el reciclado de basura contribuya al mejoramiento del medio ambiente o que el papel con el cual imprimimos tenga un sello de que proviene de bosques controlados. Que se acorten las cadenas de trabajo en negro y la cantidad de tramos de flete que se necesitan para fabricar y vender un jean o que se limite la cantidad de emisiones de dióxido de carbono de los transportes. Todo eso es ejemplo de las dimensiones que engloba lo sustentable.

En tanto el Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) habla de ?tecnologías de mitigación? para controlar y reducir las dramáticas consecuencias del fenómeno en la industria, el transporte, la agricultura, el manejo de los bosques o el tratamiento de los deshechos, los especialistas recuerdan que lo más importante es saber que cualquier acto que se realice hoy va a influir en las generaciones futuras.

Por eso, lo sustentable implica minimizar los daños que los actos humanos puedan producir sobre el planeta. Por eso, se deben cuidar todas las actividades humanas desde lo social, lo económico y lo ambiental para que las próximas generaciones puedan tener el mismo acceso que tenemos hoy a ellas.

La historia de un concepto
La historia empezó en la década del setenta, y aunque en América latina el tema suena muy reciente, las naciones desarrolladas piensan lo sustentable como una prioridad en sus agendas. Hoy, la planificación sustentable tiene tanto peso como un plan de marketing o de ventas. El término nace en 1972 durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano celebrada en Suecia. Años más tarde, en 1987, la Comisión de Medio Ambiente de la ONU emitió un documento titulado Nuestro futuro común, también conocido con el nombre de Informe Brundtland, porque fue la médica noruega Gro Harlem Brundtland, ex directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) quien, en 1987, que encabezó la investigación.

En este estudio se advertía que la humanidad debía cambiar sus modalidades de vida y de interacción comercial si no quería llegar a una era con inaceptables niveles de sufrimiento humano y degradación ecológica. Allí es cuando aparece el término sustentable, definido como ?aquel (desarrollo) que satisface las necesidades actuales sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades?.

En 1992 se realizó en Río de Janeiro la Cumbre de la Tierra, donde el concepto de desarrollo sustentable logró una gran difusión. Uno de los objetivos de la Cumbre fue encontrar un punto de equilibrio entre las exigencias económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras y al mismo tiempo establecer los fundamentos para una asociación entre las naciones industrializadas y los países en vías de desarrollo.

En el marco de la cumbre fue creado el Protocolo de Kyoto, un acuerdo internacional con el objetivo de reducir las emisiones de seis gases que provocan el calentamiento global: dióxido de carbono (CO2), gas metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), además de tres gases industriales fluorados. La reducción global esperada es del 5 % entre 2008 y 2012 en comparación con las emisiones del año 1990. Cada país obligado por Kyoto tiene sus propios porcentajes de emisión a disminuir. En 2005, 141 naciones ratificaron el protocolo, entre ellos Argentina y comenzaron a cumplir sus metas de reducción. Sin embargo, los Estados Unidos, el mayor emisor de gases contaminantes del mundo no firmó el protocolo, ni reduce sus emisiones.

Puertas adentro
La modificación de los hábitos de consumo en las familias es crucial. El consumo de energía y de agua, la generación de desechos, los hábitos de transporte y las preferencias alimentarias. Todo influye.

En el nivel mundial, el mercado de los productos verdes o sustentables creció un 40 por ciento. Los alimentos ecológicos, los fondos de inversión socialmente responsables, los coches híbridos ?como el Toyota Prius? el mercado de biocombustibles, los productos cosméticos sin pruebas en animales, revistas especializadas. Hasta el índice sostenible del Dow Jones cotiza muy alto en la Bolsa. Son bancos que pusieron empresas con fondos éticos, y se venden muy bien.

Los países más desarrollados son los que más consumen: el 20% de los ricos utilizan el 80% de los recursos del planeta. ¿Cómo instalar lo sustentable en países con necesidades insatisfechas? ¿Cómo transformar un saco de alpaca de eco moda en un producto masivo? En las páginas que siguen, algunas ideas...

Por Sabrina Cuculiansky


La receta del futuro
En el último Congreso Mundial de Telefonía Móvil en Barcelona, donde se lucen los últimos modelos sobre innovación y tecnología móvil, el CEO de una compañía líder sorprendió a todos: presentó el prototipo de un celular fabricado con latas de conserva para la carcasa, caucho de neumáticos para el teclado y componentes electrónicos de celulares desechados. ¿Sus principales argumentos? Ser cuidadoso con el impacto que los procesos productivos tienen sobre el ambiente, y reutilizar o reciclar materiales para no agotar recursos.

¿Por qué un teléfono reciclado es noticia? ¿Por qué se habla de un teléfono reciclado en el foco del evento cumbre de celulares del año? Muchas empresas ya están reconvirtiendo sus procesos para poder hablarles a ciudadanos preocupados por la preservación de la calidad ambiental o la falta de equidad social, temas que se perfilan como nuevas influencias en el momento de decidir la compra o no de un producto. Paralelamente, desde distintos organismos internacionales ?donde convergen estados y organizaciones civiles? se habla de fomentar ?hábitos de consumo más sustentables?: consumo de bienes con bajo impacto ambiental en su ciclo de vida (eficientes energéticamente, fabricados con materiales biodegradables, reciclados o reciclables, disposición planificada) o de productos hechos por personas que trabajan en condiciones laborales dignas. No se trata necesariamente de consumir menos, sino de hacerlo de una manera más consciente, más responsable. El quid es saber qué productos pueden ser o no sustentables, y para eso hace falta transformación, sensibilización, información y, fundamentalmente, educación. Eso sí, a largo plazo. Hay ?moda sustentable?, ?turismo sustentable?, ?cosméticos sustentables?, ?diseño sustentable o ecodiseño?. La mayoría de las veces que hablamos de estos temas, las primeras preguntas son: ¿cómo se hace para empezar a ser sustentable? ¿Podemos ser sustentables en la Argentina? La respuesta es un gran desafío porque desde las empresas implica un modo de ser y de gestionar, más que una ola a la cual se decide subir o no. El desafío es construir alternativas creativas que satisfagan las necesidades de los nuevos ciudadanos, pero que también promuevan un compromiso creíble a largo plazo.

Por Cristina Raunich


Especialista en comunicación y sustentabilidad de MGH Communication Management

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