sábado, 21 de junio de 2008

Chile enviará a 6,500 jóvenes al extranjero con fondos del cobre

En una entrada anterior comentaba que a Chile será muy difícil, mas no imposible, alcanzarlo. ¿La razón? la forma tan distinta como en nuestros países tratan a la Educación.
Chile construyó un capital humano muy interesante a raíz de las becas Presidente durante la dictadura de Augusto Pinochet. Por otro lado el exilio chileno se dedicó a estudiar en el extranjero, regresando posteriormente cargados de maestrías y PhD´s. No sucedió lo mismo que pasó con nuestros ilustres "perseguidos" que se dedicaron a beber vino en París.
Cuestiones lamentables aparte lo real es que el capital humano chileno lo dota de un contingente que hará muy difícil la pelea por el desarrollo. Una forma de minimizar la distancia entre los dos países es establecer un programa de retorno de nuestro stock de cerebros en el exterior, con los debidos incentivos, tal y como lo propone el presidente Alejandro Toledo. La otra es potenciar a la universidad pública fomentando la investigación y desarrollo en un plan público privado que involucre mediante incentivos al empresariado.
Las becas que el actual gobierno lanzó con gran publicidad hace casi dos años, han sido un fracaso. INABEC muy pronto cayó en manos de la corrupción. Todo un desperdicio. Hasta un asesor del congresista Mauricio Mulder fue receptor de un crédito educativo, en cuestión de minutos, que no se tradujo en capacitación.
Este desperdicio de recursos por culpa de la corrupción tiene un alto costo para la Nación. En su última columna Andrés Oppenheimer nos da cuenta que Chile enviará 6,500estudiantes por año para estudiar en el exterior para lo cual ha creado un fondo de 6,500 millones de dólares. ¿Saben de donde sale este fondo? Pues de los excedentes del Cobre. Mientras tanto en nuestro país la demagogia de Alan García impide cobrar a los mineros impuestos a la sobreganancias. Como se sabe sólo en dos años las empresas mineras han tenido utilidades por 10,000 millones de dólares que han ido a engrosar los bolsillos de unos pocos sin contribuir en nada a la creación de capital humano en el país.
La columna de Oppenheimer la pueden leer a continuación:

La gran apuesta chilena

De tanto en tanto, uno se topa con una noticia esperanzadora que le hace pensar que Latinoamérica -o por lo menos una parte de Latinoamérica- tiene por delante un gran porvenir. El número de becas de posgrado en el exterior aumentará a mil este año, a 2 mil 500 el año próximo y a 6 mil 500 para 2012

Así me sentí en estos días cuando, en una entrevista al Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Alejandro Foxley, me enteré de la reciente decisión chilena de crear un fondo de 6 mil millones de dólares para enviar a 6 mil 500 estudiantes chilenos por año al exterior para cursar estudios de posgrado en universidades estadounidenses, europeas y australianas.


Los estudiantes recibirán becas completas, que se pagarán con los intereses anuales del fondo gubernamental.


Para un país relativamente pequeño de 16.4 millones de habitantes, esto equivale a una exportación masiva de sus mejores cerebros, con la esperanza de que algunos regresen al país con mayor capacidad tecnológica, mejores contactos internacionales y nuevas ideas que ayuden a Chile a diversificar sus exportaciones.


Hasta hace apenas tres años, el Gobierno chileno otorgaba tan sólo 170 becas anuales para estudios de posgrado en el extranjero. Con el nuevo fondo, el número de becas de posgrado en el exterior aumentará a mil este año, a 2 mil 500 el año próximo y a 6 mil 500 para 2012.


La mayoría de las becas se destinarán a estudios de posgrado de Ingeniería, Ciencia y Tecnología, las áreas clave para ayudar a que el país produzca exportaciones más sofisticadas, y mejor cotizadas en el mercado internacional.


"Si Chile quiere crecer más rápido, no podemos seguir exportando solamente cobre, celulosa y salmones", me explicó Foxley. "Necesitamos crear nuevos productos. Necesitamos que toda una nueva generación de estudiantes, o la mayor parte que podamos, se exponga a la economía global".


El nuevo Fondo Bicentenario de Capital Humano será creado con el superávit procedente de las exportaciones del cobre, cuyos precios, al igual que los de otras materias primas, han subido enormemente en los últimos años. El fondo será colocado en bancos en el extranjero para impedir que el dinero entre a Chile y pueda crear presiones inflacionarias.


Además, el nuevo fondo -anunciado por la Presidenta Michelle Bachelet el 21 de mayo en su informe anual al país- financiará las becas de 2 mil jóvenes técnicos para que realicen cursos en los colegios terciarios comunitarios de Estados Unidos y de otros países industrializados, y también contratará a 100 científicos internacionales para enseñar en las universidades regionales de Chile.


¿No temen una fuga masiva de cerebros?, le pregunté a Foxley, señalando que muchos de los 6 mil 500 estudiantes que cursarán estudios de posgrado en Estados Unidos y en Europa tal vez no regresen al país.


"No nos importa que no vuelvan a Chile inmediatamente", respondió el Ministro. "Si uno mira lo que ha estado pasando en India, verá que muchos ingenieros indios se han quedado durante 10 años trabajando en Estados Unidos y luego han vuelto a su país para establecer nuevas empresas. Tenemos que pensar a largo plazo".


Patricio Navia, un profesor de la Universidad Diego Portales y de la Universidad de Nueva York, dice que el fondo es una gran iniciativa, cuyo éxito no está garantizado.


"La implementación va a ser mucho más complicada que la iniciativa, porque para enviar a esa gente al exterior, los procesos de selección van a ser realizados por el sector público, que tiene grandes problemas de eficiencia. Pero en tanto puedan mantener un proceso de selección transparente, será un éxito", manifestó.


Mi opinión: es cierto que el éxito del plan no está garantizado. En 2003, Chile anunció que se convertiría en la primera nación latinoamericana que adoptaba el inglés como idioma de enseñanza obligatoria para todos los escolares a partir del quinto grado, y los chilenos todavía están esperando que eso ocurra.


Según funcionarios oficiales, todavía no hay suficientes maestros de inglés para implementarlo.


Pero esta vez, el dinero ya está disponible, y hay varias razones para pensar que el nuevo fondo es una buena noticia: Primero, es maravilloso que Chile use su superávit de exportaciones para financiar la educación y la innovación, porque esa es la mejor manera de convertirse en un país del primer mundo.


En segundo lugar, me parece fantástico que se concentren en la Ingeniería, la Ciencia y la Tecnología, porque esas son las carreras que, tal como lo han demostrado China e India, contribuyen más a que un país pueda producir bienes de mayor valor agregado.


En tercero, es una excelente idea que el fondo sea depositado en el exterior, lejos de las turbulencias económicas y políticas internas.


Entre tantas noticias que le hacen a uno a veces perder las esperanzas sobre la modernización de América Latina, ésta es una que lleva a uno recobrar la fe en el futuro de la región.

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